El Espíritu de verdad

La verdad es algo que se puede dar a conocer, la verdad es algo que a pesar de los años jamás cambia por eso dice el Señor Jesucristo: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida;" (San Juan 14:6) Cuan cierto es ésto, y a pesar de tanto años que el dijo estas grandes palabras, nosotros aún tenemos esa posibilidad, esa puerta que nos lleva a Dios Padre. 
"Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos," (Efesios 1:17 y 18) El Espíritu nos alumbra, nos ilumina y guía hacia toda verdad, Jesús cuando partió al cielo mandó al Consolador para que él nos guíe en nuestro caminar,  dándonos a entender las cosas de Dios y su propósito para con nosotros. "Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. (San Juan 8:32) Esta bendita verdad que nos proporciona en Espíritu es que él es el PODER DE DIOS, el que liberta al cautivo, muchos pensaran lo mismo que los discípulos -De qué seríamos libres si no somos esclavos de nada ni de nadie- Pero si somos esclavos del pecado, y el poder de dios es el único que liberta. Muchas veces el Espíritu Santo se revela, no en sentido malo, sino que nos revela hechos por sueños, por su palabra, por un instrumento. EL Señor es omnisciente, y la bendita trinidad sabe todo de Dios "Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios." (1 Corintios 2:10) Muchas veces el mundo no entiende lo que vemos, oímos ni lo que sentimos ya que lo ve con ojos humanos, ojos carnales, nosotros si gracias al espíritu "Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual." (1 Corintios 2:12 y 13)  Para seguir estando en la verdad el nos aconsejas esto "si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros." (Efesios 4:21-25) ¿Ven? Muchos piensan que es difícil despojarnos del viejo hombre, pero eso lo dice el enemigo ya que nuestros enemigos son: el mundo, la carne y el demonio. Ellos la hacen difícil, pero no nos olvidemos que Jesús vertió su sangre en la cruz y ella es más poderosa que cualquier cosa en este mundo. Por eso nos hace libres. Sólo hay que tomar la decisión de matar, hacer morir el viejo hombre espiritual, carnal que nos aleje de Dios, orar y decirle a Dio -Haga morir este viejo hombre en la muerte de Jesús y que en su Resurrección nazca el nuevo hombre.-
"Y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios. Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;" (1 Pedro 1:21 y 22) 
El Señor prepara todo, no nos deja solos. Cristo no es una filosofía ni leyenda, más es REAL, y ha dejado sus pisadas en nuestros corazones. El se tuvo que ir -Jesús  Porque era necesario, para que para que podamos convencernos de todo pecado, vino a la Tierra y le vieron pero no le creyeron, y todas sus palabras se han cumplido "Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. (9) De pecado, por cuanto no creen en mí;" (Juan 16:7-9)